Desde hace unos años, Europa está inmersa en un intenso debate acerca de lo apropiado o no de regularizar los servicios sexuales. La prostitución nos ha acompañado desde los albores de la Humanidad, y sin llegar a repetir aquello de que es el oficio más antiguo del mundo, lo cierto es que parece inasumible su fin. La situación real de la prostitución en el mundo puede llegar a ser desoladora, especialmente en esos casos donde las mujeres son explotadas sexualmente, un crimen con el que hay que acabar de raíz. Sin embargo, mientras se intenta concienciar a los clientes y a las propias chicas que optan por esta vida para que no lo hagan, la prostitución genera miles de millones de dólares en todo el mundo. Un dinero demasiado apetecible para todo tipo de organizaciones criminales, que ante la falta de regulación, se hace con el control del sector. Muchos opinan, al comprobar esta situación, que intentar obviarla o abolirla no servirá de nada, más que para empeorar la vida de esas mujeres que se dedican al sexo.
La regularización se ha dado ya en varios países tanto europeos como americanos. Y no hablamos de naciones pequeñas, sino de grandes potencias como Alemania, Austria o Países Bajos. En todos estos países, la prostitución es legal, las chicas están apuntadas a un censo donde pueden declarar sus ingresos, se hacen revisiones constantes para garantizar su salud sexual… Es una situación que, en principio, ha favorecido la mejora en las condiciones de estas mujeres que se dedican motu proprio a la prostitución, que también son muchas. Se sigue persiguiendo el crimen de explotación sexual y trata de personas, pero se da una alternativa a esas mujeres. Es exactamente lo que se ha buscado con Gringr, una novedosa plataforma exclusivamente creada para el sector del sexo profesional. En ella, los clientes pueden contratar los servicios de las prostitutas que aquí se anuncian, pagando su trabajo con criptomonedas. Las chicas, a su vez, tienen a su alcance un sinfín de herramientas muy útiles para mejorar su seguridad en los encuentros, o para encontrar apoyo si lo necesitan. Es una de las grandes revoluciones en el mundo del placer profesional.
Las nuevas monedas virtuales
Las criptomonedas son una novedosa forma de pago virtual que en los últimos años ha crecido muchísimo. Se trata de una tecnología de alta seguridad que genera bloques de datos, llamados blockchain, y que puede servir para comprar y vender todo tipo de productos online. Las criptomonedas se han convertido en un tema de debate gracias al éxito de algunas como Litecoin, Ethereum o sobre todo Bitcoin. Su funcionamiento puede resultar algo confuso al principio, pero es fácil entenderlo cuando llevas ya un tiempo investigando. Muchos jóvenes se han hecho realmente ricos gracias a estas criptomonedas, utilizándolas como una inversión, y también como una forma de especulación. Al no estar regidas por ningún gobierno ni organismo oficial, es el propio mercado el que genera el valor de cada criptomoneda.
Hoy por hoy se puede pagar con bitcoin en un montón de páginas web, tiendas virtuales e incluso físicas. Algunos bancos ya están permitiendo el uso de esta moneda virtual en sus cuentas, y así lo mismo lo hace Gringr. En el caso de la plataforma de trabajo sexual, la mayoría utiliza Ethereum, aunque también existe la propia criptomoneda de la app, llamada Gingr, para uso exclusivo dentro de la plataforma. Es un medio seguro tanto de pago como de cobro, con comisiones muy bajas, y que favorece así la transparencia de las transacciones entre clientes y profesionales. El dinero se puede meter y sacar de la app fácilmente utilizando cualquier monedero virtual que admita criptomonedas, como Skrill, Neteller o incluso Paypal.
Gingr, exclusiva para el sector del sexo
Pero, ¿qué es exactamente Gingr? ¿Es una app de citas, una plataforma para encuentros sexuales, una nueva criptomoneda? Pues en realidad, Gingr es todo eso a la vez. La idea surgió en Suiza hace unos años, de la mano de un emprendedor Sergio Rigerta. Conocedor de las dificultades que debían superar las mujeres dedicadas al trabajo sexual, creyó necesario crear una plataforma segura para ellas. Así mismo, su idea principal era normalizar este tipo de servicios, creando para ellos contratos inteligentes basados en blockchain, totalmente personalizados. De esta manera, los encuentros entre clientes y señoritas eran mucho más seguros, y ambos estaban a salvo de posibles fraudes. Gingr comenzó a fraguarse en una oficina de Ginebra y pronto vio la luz como una alternativa más que eficiente.
Y es que en su momento no existía ninguna otra app o plataforma virtual que permitiese a las profesionales del placer llevar un control absoluto de su trabajo. Así pues, Gingr ofrece opciones muy interesantes a estas prostitutas, no solo para trabajar más seguras, sino también para obtener toda la ayuda que necesitan. Los contratos son privados y solo los firmantes tienen acceso a ellos, gracias al doble filtro de seguridad y autenticación que se requiere. El dinero que se mueve en la plataforma es totalmente anónimo, por lo que la discreción también es absoluta en este sentido. Gingr se ha convertido en una alternativa muy eficiente para aquellos países en los que la prostitución es un trabajo legal, que cada vez son más en Europa.
La revolución tecnológica del placer
Y es que Gingr no es otra cosa que la respuesta natural a toda esa revolución tecnológica que venimos viviendo desde hace un par de décadas. Internet nos ha cambiado la vida hasta en los aspectos más inverosímiles, y trabajos como el de prostituta también han mutado, en principio a mejor. Y es que aunque el trabajo de estas mujeres sea totalmente físico, al final ellas han tenido más opciones gracias a la red, a las plataformas de anuncios online, a las apps como Gingr. Ahora, una prostituta ya no tiene que “hacer la calle” y salir a buscar clientes, porque ellos la encuentran en estos foros cibernéticos. Desde la tranquilidad de su piso puede agenciar sus propias citas, sin que haya intermediarios de por medio llevándose parte de su dinero.
Si a esto le sumamos una evidente sexualización de la propia sociedad, que queda clara en apps como Tinder, entenderemos el éxito de plataformas como Gingr. El ser humano busca siempre la forma más sencilla y menos problemática de tener sexo, algo que se ha naturalizado mucho en los últimos tiempos. La tendencia es seguir el camino del placer, que es algo normal, y las apps ahora lo ponen muy fácil. De hecho, es sorprendente encontrar a tantas personas dispuestas a tener simplemente relaciones de una noche. Un placer de usar y tirar que puede ser muy satisfactorio en el corto plazo, pero a la larga… Las opciones de los hombres para tener sexo son hoy más amplias, y no solo por Tinder, sino también por lo fácil que es contratar a una profesional del placer, de forma totalmente segura.